jueves, 22 de diciembre de 2016

Los Alcores de Carmona

Los Alcores

Los Alcores (plural de «alcor», que significa colina o collado) constituyen una elevación en forma de meseta inclinada de poca altura que se levanta en medio de la Depresión del Guadalquivir, en la provincia de Sevilla y a muy pocos kilómetros al este de la capital. Usualmente y de manera extraoficial se toma a Los Alcores como una comarca, aunque esto atendiendo sobre todo a aspectos paisajísticos más que a criterios territoriales, socioeconómicos o demográficos. De hecho, los términos municipales de aquellas localidades que se sitúan sobre Los Alcores (Carmona, El Viso del Alcor, Mairena del Alcor y Alcalá de Guadaíra) abarcan también a su vez a otras unidades paisajísticas o geológicas de naturaleza y características diferentes, como la Campiña de Sevilla, la vega del Guadaíra, la vega del Corbones o la vega del Guadalquivir. De igual modo, los municipios de Los Alcores pertenecen administrativamente a dos comarcas distintas; Alcalá de Guadaíra está en la Comarca Metropolitana de Sevilla, y Mairena, El Viso del Alcor y Carmona en la llamada Campiña de Carmona.

Contexto geográfico

Los Alcores son una formación terciaria de estructura triangular que discurre en dirección noreste-suroeste, entre las poblaciones de Carmona y Alcalá de Guadaíra, alcanzando en la primera de ellas su máxima elevación (257 msnm) y menor anchura (2 km). La vertiente norte es una llanura con suaves ondulaciones hacia el valle del Guadalquivir, con cotas que varían entre los 40 y 100 msnm. La vertiente sur es un talud pronunciado, más escarpado en la zona de Carmona que en el resto de Los Alcores. Esta formación aparece delimitada por su lado norte por los depósitos aluviales del Guadalquivir que forman las terrazas, por la llanura aluvial del Corbones, al Este, la Vega, al Sur y el Guadaíra, al Oeste.
Las distintas capas geológicas que componen Los Alcores constituyen una importante fuente de materias primas. En la base de esta formación se encuentran margas azules y grises que se han utilizado tradicionalmente en alfarería.
En la superficie, afloran las calcarenitas que determinan la configuración física y estructural de esta región; son calizas detríticas que se presentan como un conglomerado de restos fósiles muy fragmentados unidos con cemento calcáreo. La porosidad de esta roca permite la filtración de las aguas creando un manto freático importante cuya profundidad y espesor varían según las zonas. Las calcoarenitas se han explotado siempre como canteras para materiales de construcción, tanto piedra como la tierra denominada albero. La descomposición de las calcarenitas da suelos de escasa profundidad, fácilmente erosionables y de productividad moderada.
La vegetación natural de Los Alcores ha sido substituida, de una parte, por cultivos de cítricos, de olivar y de labor intensiva, y de otra por pastizales para la alimentación de la cabaña ganadera. Sin embargo quedan algunos reductos con un alto grado de naturalidad, como el Cerro del Toruño, donde persisten las formaciones vegetales originarias de acebuchar, encinar-alcornocal y palmitar, o el bosque de ribera asociado al cauce del Guadaíra. La composición calcarenítica de Los Alcores hace que se comporten como una isla edáfica enteramente rodeada por las arcillas del Valle del Guadalquivir. Su naturaleza caliza permite que se desarrollen especies de las cercanas serranías béticas, pero también, llamativamente, la descomposición de la roca en arenas proporciona el hábitat necesario para que crezcan especies de los arenales litorales.

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